Creemos que nuestras fuerzas empiezan a flaquear y cada paso que damos es desmedido, titubeamos y nuestra mente solo se enfoca en dar el siguiente paso sin importar lo que esté sucediendo, y solo nos enfocamos en eso... paso, paso, paso...
Nuestro cuerpo, mente y alma nos pide a gritos un descanso aun así continuamos la carrera que tenemos enfrente sin saber de qué, quién o cómo continuamos. Nuestras fuerzas cesaron, ya no somos nosotros los que caminamos, nuestro aliento se cambió por el de Otro.
Se respira un aire pesado...
...algo bueno viene.
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