01 febrero, 2010

Algo no andaba bien.

No, no estaba nada bien me vi en esa situación rara, a ver... repasemos, estaba de vacaciones lejos de casa, con mi guitarra al hombro y mi amigo quien hacia mi primera guitarra en todos los temas... Todo comenzó cuando saqué la guitarra de la carpa para poder tocar unos temas solo para mi ya que claro... Ninguno de mis amigos conoce las pastillas del abuelo sólo me limitaba a tocar bajo y tararear mientras en mi cabeza lo cantaba...

"Hola?; puedo guitarrear con vos?", "qué?"; "Puedo guitarrear con vos?"; "Si viejo, no hay drama" le contesté mientras veía una sonrisa algo forzada. Debo admitir que pensé este es un pancho, pero a nadie se le puede llamar pancho si lleva una electroacustica tan linda bajo el brazo.

Así fue que entre tema y tema terminamos en una noche de frío cantando al compás de dos guitarras, mi vieja querida y su electroacustica.

Eso sin contar que estaba presente la chica cual declaré mi amor por teléfono (tristísimo) y no podía evitar tomar un poco de vino en caja mirar las estrellas que parecían ser incontables retomar en mi y cambiar de acorde, sí, mi mente estaba en otro lado pero mis manos seguían el punteo de mi fiel amigo Luca.

La noche siguió, el frío se hacia cada vez mas notable al ver que la leña se consumía lentamente, nadie quería levantarse a buscar ramitas para avivar el fuego... Aún así confiaba plenamente en el buzo que llevaba que por cierto... no era mio (ya se imaginaran de quien...). La noche seguía y mi repertorio se hacia cada vez mas y mas corto... "Che, te sabes algo de las pastillas?"; "claro papá...".

Era obvio, la noche era larga y la madera poca.




Cuando miro el cielo pienso en...
...no recuerdo.

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