Siento el pecho cargado de pequeñas sensaciones amargas que llevan a escuchar canciones deprimentes que no ayudan en nada, pero somos felices en refregarnos nuestra mala suerte en la cara.
Si te dijera que a este malestar ya lo he sentido antes seguramente me contestaria "de cierto te digo que el tiempo se llevara tu mal estar"
Iniciamos un juego que no somos capaces de jugar siendo árbitros de nuestras propias reglas que no estamos dispuestos a afrontar. Las cosas empiezan a salir mal, se nos escapa el control de lo "controlado", aún así queremos abandonar el juego que empezamos "por diversión".
Ya es tarde, sin darme cuenta he perdido el control de mi propio juego absurdo.
Imagínate un fuego que consuma todo
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