27 enero, 2009

Plaza melancolia

En uno de esos días donde nada te sale como lo planeado, salia del cyber de mi papá camino a tomar el colectivo para ir hasta mi casa. Ya estando en la parada vi el colectivo que debía tomar para ir hasta mi hogar, estiro mi brazo para que pare... FUUUUUUUUU, pasa el colectivo sin pararme ¡Maldición de nuevo cambiaron la parada!, camine a paso lento hasta la parada situada a 50 metros de donde estaba.

La parada estaba situada en una plaza la cual yo la había llamado "Plaza melancolía". La plaza melancolía, una plaza que bien como dice el nombre cada vez que paso siento esa sensación recorrer todo mi cuerpo. Todo comenzo cuando realize un examen para entrar a una escuela de música la que anteriormente me había avisado que era muy difícil entrar.

Bueno, rendi dando mi máximo en conocimientos musicales. A la semana me voy a fijar la lista de ingresados la gente que ingreso tenia las siguientes notas: 10, 9.75, 9.50, 9.25, 9, 8.75. Abajo decía "si no apareces preguntar nota en dirección".

- Hola vengo a saber que nota saque para el examen.

- Decime tu nombre por favor.

- Ezequiel Martínez.

- A ver tus notas son... de promedio tenes 8.50, ¡Uy casi!

- Muchas gracias (trague en seco).

Esa semana jamas me sentí tan triste, estar tan cerca de poder cambiar mi vida por completo, de volver a formarme musicalmente.

Camine hacia dicha plaza con un par de lágrimas en los ojos para poder acomodar mis ideas y pensar: ¿Es una victoria o una derrota? al que por arte de magia iba escuchando las pastillas del abuelo y justo la canción dijo: con acercase a la victoria se conforma un perdedor, mi animo seguía por el piso, sentado sobre un banco mirando mi celular que marcaba las 10:38, todavía era muy temprano ir hasta mi casa y llevar las malas nuevas que traía. Necesitaba unos 6 u 8 minutos melancólicos sentado en esa plaza la cual veía a la gente hacer ejercicio cada una encerrada en su mundo. Cada persona, un mundo distinto, una historia nueva que merece ser escuchada por lo menos una vez.

Derrepente volví a la realidad ya que el cospel que llevaba en mi mano se cayo por accidente a lo que me vino como anillo al dedo por que vi que el colectivo llegaba y esta vez no lo iba a dejar escapar como aquella vez...

2 comentarios:

Matías dijo...

Es imprescindible sacar algo positivo de nuestras derrotas.
Por otro lado, no te apenes por no haber entrado... Hay miles de escuelas de música y tenés muchísimo tiempo por delante, y lo que es más importante aún, sentís la música.

Anónimo dijo...

y bueno... al talento no se lo estudia..... con el talento se nace... infeliz... pollo mio. porque no contas quien te hizo conocer la musica? zapato!

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